Por qué es mejor no usar el móvil mientras caminamos

Por qué es mejor no usar el móvil mientras caminamos
19 marzo, 2024 usuario2

La multitarea de andar y usar el ‘smartphone’ a la vez nos ralentiza, contribuye a dolores, aumenta el riesgo de accidentes y empeora el humor

El smartphone se ha convertido en una especie de apéndice con el que todos salimos a la calle, algo que es fácil concluir con solo echar un vistazo a las personas con las que nos cruzamos. Porque, si bien ese móvil a veces está escondido en un bolso o en un bolsillo, en muchos otros casos está a la vista, en las manos de sus usuarios, que caminan mientras envían mensajes, ven redes sociales o se graban. Esta multitarea, además de contribuir a generar accidentes (ya en 2015 la DGT alertaba de que un 98% de los accidentes en los que el peatón es el culpable están provocados por el uso del móvil), tiene consecuencias sobre nuestra postura, atención y patrón de marcha.

En primer lugar, se produce un cambio en la postura corporal. Si pausamos un vídeo de una persona que está caminando y usando el teléfono a la vez, veremos un brazo flexionado y algo elevado sosteniendo el teléfono y la cabeza inclinada. Es decir, al sujetar el móvil, perdemos el braceo, ese balanceo de los brazos al andar. “El balanceo de los brazos es importante para ayudar a estabilizar el cuerpo y mejorar el equilibrio lateral al caminar”, señala Fernando Ramos, presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF). Este movimiento de los brazos contribuye también a una mayor eficiencia en la marcha y a un mejor uso de nuestra energía, por lo que dejar de hacerlo “podría reducir la estabilidad al caminar o dar como resultado estrategias de estabilización energéticamente costosas, como aumentar la activación de los músculos del tronco o ajustar el ancho del paso para aumentar la base de sustentación y controlar la mayor tendencia a la desviación lateral que nos genera el uso del dispositivo”, explica Ramos. Además, la posición del brazo, que está en contracción estática cuando debería estar a lo largo del cuerpo siguiendo el movimiento del braceo, provoca también una tensión extra y podemos acabar sufriendo dolores en el hombro.

La posición que adopta la cabeza tampoco es la más adecuada. “Esta postura se caracteriza por una posición adelantada de la cabeza, con una flexión pronunciada de nuestra columna cervical”, indica el presidente de la AEF. Caminar así hace que la musculatura del cuello y parte alta de la espalda sufra un estrés mecánico que no debería sufrir. “Para que nos hagamos una idea, cuando nuestro cuello está erguido y alineado con nuestro tronco, el peso de la cabeza supone en torno a 6-8 kilos en adultos, pero a medida que flexionamos el cuello, se incrementa el estrés que sufre nuestra región cervical hasta los 27 kilos que supondría mantener una flexión cervical de entre 50 y 60 grados”, expone Ramos.

Este cambio en la postura puede traducirse en dolores, tanto en la región craneocervical como en la zona del hombro y la cintura escapular. La posición de la cabeza, además, inclinada hacia abajo cuando nosotros caminamos hacia delante, “puede aumentar las variaciones de las señales sensoriales del sistema vestibular y/o visual para controlar el equilibrio durante la marcha”, indica el presidente de la AEF.

0 Comments

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*